jueves, 5 de abril de 2012

Nuestro comienzo


Demos las gracias a Annie Cresta por crear este fan-fic sobre Finnick y Annie. Ella no tiene ningún blog y cuando lo leí me gustó tanto que le pedí permiso haber si me dejaba ponerlo y aquí está. Gracias Annie por crear este relato, espero que hagas muchos más ;)

Ver mi cuerda, con esos nudos que no he tocado desde ese día, me recuerda mucho a lo que pasó… 
Sonaba el reloj anunciando las cuatro de la mañana cuando me desperté sobresaltado por una pesadilla. Me giré buscando el calor de otro cuerpo, un cálido abrazo de mi chica perfecta, pero me encontré con que volvía a estar solo. Annie no estaba aquí. Pero quizás pronto lo estaría. Si todo salía según lo planeado por el equipo, Katniss y yo podríamos ser felices en el distrito 13. Al fin y al cabo, ambos sabemos que lo único que necesitamos son esas dos personas tan importantes: Katniss necesita a Peeta, yo necesito a Annie. Solo espero que Katniss se dé cuenta pronto…
Crucé la habitación y la vi allí dormida, tan indefensa, tan vulnerable. ¿De verdad era Katniss Everdeen? Sí, supongo, ¿quién más podía ser? ¡Definitivamente no era Annie!
Yo no podía dormir pensando en ella, en cómo la sacarán de nuestro distrito, en si alguien del capitolio intentará impedirlo. Pero Katniss no lo sabe. Pensé en despertarla, necesitaba alguien con quien hablar, pero seguro que la habían drogado, y así no me servía para nada. Katniss… mi amiga, la ganadora de los Juegos, la chica en llamas. Sin duda era una de las personas que más me entendía…
-   ¡Katniss! ¡Katniss! –grité- ¡Han bombardeado el distrito! ¡Peeta ha muerto! –sí, éste fue un golpe bajo- ¡O te despiertas, o te dejo aquí y te mueres! –Definitivamente estaba drogada- Pues como quieras… Y… ¿Si me quito la camiseta te despiertas? ¿Eh? ¡Por supuesto que sí, no puedes resistirte, lo sé!
Como no se despertó, salí de su habitación decidiendo dejarla descansar mientras puede, y empecé a caminar sin rumbo fijo.
¿Dónde estarás, Annie? ¿Estás bien? ¿Cuántas veces has llorado en tu cama, estos días que yo he estado en los Juegos, y no has tenido a nadie que te consolara?Lo siento, Annie. Sabes que te amo, que siempre lo haré, y que siento todas esas veces que no he estado para consolarte.
Pensé en ir a buscar a mi querida y amada cuerda, la verdad es que hacer nudos siempre me despejaba bastante, pero cuando subí la mirada me encontré con el mentor de la chica en llamas. Enseguida notó mi preocupación por Annie, y me dijo que pronto volverían. Hablamos un rato sobre temas sin importancia, pero poco después me despedí con el pretexto de volver a dormir. Me enorgullezco de lo bien que miento cuando me lo propongo.
Pensar en Annie solo me hundía más y más, así que empecé a pensar en alguien que definitivamente solo hacía que me pusiera nervioso. Snow. Ya no me hará daño. Ya no me puede obligar a nada… Ahora Annie va a venir, y no nos podrá hacer nada. Annie… ¡Agh! ¿Por qué todos mis pensamientos desembocan en ella?
¡Tiene las horas contadas, señor presidente! No pude evitar reír, al fin y al cabo, estaba feliz de pensarlo, y llevaba tanto tiempo sin reír que hasta eso me hizo gracia. Pero después me di cuenta de que quedaba un poco raro reírte solo en mitad de un pasillo, en unas condiciones que, sinceramente, no hay nada muy divertido…
-   Reírte solo así en un pasillo… haces que me asuste, chico. –Me gritó Haymitch desde el extremo del pasillo- ¡Ja! Annie ya te ha empezado a volver un poco loquito…
Aunque me entraron ganas de ir y pegarle un puñetazo me contuve porque estaba demasiado cansado como para buscar pelea, y sinceramente, Haymitch me solía caer bastante bien. Me limité a mirarle, y por su mirada, entendí que él comprendió que a la próxima bromita se la buscaba. Entré en mi habitación, cogí mi cuerda y empecé a hacer nudos. Nudo de pescador, nudo de boza, nudo de trébol…
Annie.No quiero llorar, no puedo gritar. Aunque con lo drogada que seguramente estaba Katniss ni se enteraría. 
Recordé sus juegos. Yo no podía ayudarla. Estaba sola. Me destrozaba verla por la televisión llorando por las noches. Ahora tampoco puedo ayudarla… ¿Le he fallado? ¿No la he protegido lo suficiente? ¿Y si le ha pasado algo?
Te amo, Annie. Ojalá lo supieras, yo ya no quiero que seamos solo amigos.
A la mañana siguiente, nos avisaron de que Annie y los demás (Sólo me importa Annie, la verdad), habían llegado. Por fin. Ella ya estaba a salvo.
Nos abrazamos… ella empezó a llorar. No me salían las palabras, volvíamos a estar juntos, ahora nadie nos separaría. Nunca. O al menos, eso pensé en ese momento.Ella tampoco dijo nada, simplemente nos abrazamos, y yo por lo menos, me di cuenta de lo mucho que la amaba. Rectifico: que la amo.
Mientras abrazaba a Annie, el mundo desapareció, solo estábamos ella y yo. En nuestro distrito, como el día en que  un papel con su nombre nos indicó que yo sería su mentor, cuando me di cuenta de que la idea de perderla era insoportable. Pero (¡cómo no!), siempre alguien tiene que interrumpir. Esta vez fue Boggs, que nos dijo que Peeta había intentado estrangular a Katniss, y que nos teníamos que ir de allí. ¿Qué?
Nos echaron para enjaular a Peeta, y decidimos ir a mi habitación. Me sentí mal por Katniss y pensé en ir a hablar con ella, pero no podía dejar a Annie sola y seguro que ella tenía que hablar con Boggs, o preferiría estar sola. Le enseñé los nudos a Annie, y después le expliqué que aquí era donde yo había estado viviendo desde nuestra –triunfal- escapada de los Juegos.

-   Me preocupé mucho cuando desaparecisteis de allí…-   Siento no habértelo dicho. No quería involucrarte en esto… Snow te podría haber torturado.-   Me alegra que estés bien… mentor. –sonrió, con esa sonrisa que era capaz de derretirme. Pero, la palabra “mentor”… ¿por qué mentor? ¿por qué no dijo “amigo”? ¿por qué no “amante”? Bueno, vale, esto último ya no es muy realista… Pero tengo derecho a soñar, ¿no?-   Yo también me alegro de que estés bien. ¡Me tenías preocupado! –sonreí con mi mejor sonrisa, muy buena, la verdad, pero no tanto como la de Annie.- Como siempre. –Los dos reímos… Solo Annie puede hacerme reír en esos momentos.

Después, ella sacó un tema del que realmente no me apetecía nada hablar. Snow. La entrevista. Las chicas. Hace años, cuando eso sucedió, decidí no contarle nada a nadie. Ni a mi familia, ni a mis amigos, ni mucho menos a Annie. Ella acababa de salir de Los Juegos, ¿cómo podía decirle yo en esos momentos lo que me estaba sucediendo? Me sentó mal ocultárselo, éramos muy amigos, pero no quería preocuparla. Y conociéndola, se hubiera sentido culpable. Y ya tenía bastante con los Juegos…
Vio la entrevista... Bueno, aunque era muy obvio, ahora que lo pienso… todo Panem la vio. 
-   ¿Fue... por mi culpa…?-   No, Annie, no. No fue culpa de nadie. Bueno, solo de ese idiota de Snow.-   ¿Lo hiciste por mí, Finnick?-   Annie… -   ¿Por qué… por qué no me lo contaste…? Creí que éramos amigos…-   Annie… yo… lo siento…-   Lo siento… -empezó a llorar, cosa que me destrozaba. –Finnick… lo siento… -   ¡Annie! ¡No fue tu culpa!-   ¡Sí que lo fue! Lo hiciste para que no me hicieran daño, ¿verdad? Mientras tú sufrías, yo pensaba que eras un mujeriego…-   ¿Qué? – Últimamente es la palabra que más digo.-   Lo siento, Finnick… Lo siento…-   No pasa nada, Annie. Ya te he dicho que no importa. –decidí dejar pasar por alto su comentario anterior, el verla llorar delante de mí era demasiado.-   ¡Sí que importa! ¿O no te importó en el momento? ¡No te creeré si me dices que te dio igual!-   No iba a decir eso, hombre... Annie… -la abracé y los dos caímos encima de la cama. Siempre habíamos sido bastante amigos desde que ganó los juegos, todos sospechaban que había algo más, pero (desgraciadamente) no lo había. Noté como ella se sonrojaba,  como yo mismo también lo hacía- Ahora… lo único importante es que estamos juntos. Todo está bien. Ya nada malo puede pasar. Eso pasó hace mucho… -   Finnick… -   Te amo, Annie Cresta. –Lo dije.- Te amo… y solo quiero estar contigo… olvidar los Juegos… olvidarlo todo. Ser feliz, junto a ti. Solos. Tú y yo… para siempre. Te he extrañado, me atemorizaba la idea de que alguien te hubiera herido estos días. Y ahora estás aquí, conmigo…Desde que nos hicimos amigos, en los Juegos… cuando te vi, llorando, gritando… lo entendí. Te quería proteger. No podía dejar que nadie te hiciera daño, pero, como mentor, por mucho que quisiera ir y abrazarte, matar a los que te intentaron herir, no pude. Y te juro que lo intenté. Pero ahora… te protegeré. Nadie te volverá a hacer daño. Amo tu sonrisa, de hecho, es lo único por lo que estoy aquí, para estar contigo, para protegerte, para amarte. Tu sonrisa, tu mirada… Nunca había sentido algo así, Annie… Mira, yo… - iba a continuar, pero entonces Annie empezó a llorar más fuerte y me besó. Fue incluso mejor de lo que me había imaginado todo este tiempo. Cálido, y muy dulce… -   Siempre te he amado, Finnick Odair.


Han pasado ya varios días desde entonces. Ahora mismo estamos en mi habitación, y el ver la cuerda con los nudos que le enseñé a Annie me ha hecho recordarlo todo. Recordar lo afortunado que soy.


-   Annie.-   ¿Sí?-   Te amo.-   Y yo a ti. –sonrió, yo sonreí, y después, sin ninguna razón, reímos.

No tengo palabras para expresar lo que siento, aunque sé que un “te amo” no es suficiente. Me quedo callado mirando sus ojos, su sonrisa, mientras que ella también me mira.
-   Finnick.-   ¿Sí?-   No me dejes sola.-   Nunca lo haré. – Si hubiera sabido lo que pasaría unos días después, no lo habría dicho.-   Finnick.-   ¿Sí?-   Lo siento.-   Para ya, Annie…-   Te amo.-   Y yo a ti… Annie…-   ¿Sí? –rió, no sé por qué. Así es Annie…-   Cásate conmigo… -Pude ver la expresión de sorpresa en su rostro.- Te amo. De verdad te amo, quiero pasar el resto de mi vida contigo…-   ¡Finnick! –De nuevo, empezó a llorar. La abracé y después nos besamos.-   Quiero tener una familia contigo. Quiero que estemos juntos para siempre. Nadie nos separará. Te protegeré. Siempre te amaré. Siempre te apoyaré. Cada noche que te despiertes con pesadillas, te prometo que yo estaré ahí, te consolaré, como siempre he hecho. Y seremos felices, Annie… Este será nuestro comienzo. El comienzo de nuestra vida juntos…-   ¡Te amo, Finnick! –sonrió, mientras lloraba, y después yo también sonreí.- Siempre has sido el único… siempre lo serás… el único que puede consolarme, que puede hacerme reír. Acepto, Finnick… quiero que nos casemos… Te amo… 

Sí, ahora soy el hombre más feliz del mundo. El comienzo de una vida junto a ella… Pero… he notado algo extraño... ¡Yo nunca había dicho cosas como estas! ¿Este soy yo? No, espera, claro que soy yo. ¿Pero qué me pasa? ¿Tendrá razón Haymitch y me he vuelto loco?
Nunca había sentido cosas así… 
Gracias, Annie Cresta. Por ser tú, por quererme, por aguantarme, por hacerme tan feliz.Por enseñarme todos estos sentimientos tan desconocidos para mí hasta ahora.

Fin!

3 comentarios:

  1. dios...luba, dile a tu amiga q es flioante... casi llorooo por favor pero q historia tan bonitaaaa!!!! ojala no se acabaseee aquiiii!!! te lo juro animala a q la haga cn mas detalles lubaa! me encanta y no tengo palabras es tan bonito y hay tanto sentimientoo! felicitalaaaa :')

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno el FanFic me gusto muchoo haa como deseo saber quein va ser Finnick me fasina como lo describen el la historia muy bonitoo

    ResponderEliminar
  3. Puuff...
    Dile a tu amigaa que speroo que escribaa más de estaa historiaa. Es preciosoo!

    ResponderEliminar