Capítulo 42

Tributos, tengo que daros una mala noticia (para vosotros, no para mi). Me voy de viaje a París esta noche y no creo que vaya a poder subir los capítulos cada día. Tengo wifi allí, pero no sé si me va a dar tiempo a subirlos, así que no los esteis esperando. Nada más chicos. Disfrutad ;)

Glimmer me despierta con un toque en el hombro. No llevaba mucho tiempo dormido y las pesadillas sobre la posible muerte de Katniss no han parado de acosarme en todo el rato, un sudor frío todavía me corre por la espalda. Me alegro de que me hayan despertado. Me siento, cerca del fuego y vuelvo a mirar hacia arriba. No consigo ver nada.

Me quedo comiéndome la cabeza, pensando una solución que no llega y acabo mirando la hoguera pensando en casa y en el rico olor a pan caliente. Tengo ganas de llorar, de gritar, de romper algo, pero me quedo sentado mientras un par de silenciosas lágrimas corren irremediablemente por mis mejillas. Ojalá pudiera ver en la oscuridad... ¡Claro! Las gafas que tenían los profesionales. Me había olvidado de ellas porque no funcionan cuando también llevamos antorchas o linterna. Creo que Glimmer tenía unas.

Me acerco a donde ella duerme y cojo su mochila sin hacer ruido. Las encuentro al lado del botiquín y vuelvo a dejar la mochila a su lado. Me alejo del fuego que tenemos encendido y me coloco en las sombras. Me pongo las gafas. Es increíble el efecto que producen, puedo ver todo con la misma claridad como si fuese de día aunque el mundo tiene un extraño tono verdoso. Busco entre las ramas de los árboles y al final veo a Katniss, arrebujada en su saco de dormir. Respira tranquilamente como si no tuviera conciencia del peligro que corre. Siento el impulso de trepar a la rama donde está ella, abrazarla y protegerla, pero en vez de eso me quedo donde estoy, mirándola dormir, sentado en una roca. Estoy así un buen rato hasta que oigo unos pasos detrás de mi cuando estoy ya a punto de congelarme de frío. Es Kaitylin la que viene, sus manos tiemblan descontroladamente y parece que está ausente porque no se ha dado cuenta de que yo estoy aquí, aunque no estoy seguro de si ella me puede ver sin gafas.

-Hola.-Digo lo bastante alto para que me oiga.

Ella se sobresalta y mira hacia mi dirección. Creo que me ve, porque sus enormes ojos verdes se clavan en mí.

-¿Qué haces aquí?-Me pregunta desconfiada.

-Daba un paseo nocturno ¿Y tú?

-Lo mismo. Nunca duermo bien por las noches.

-Te entiendo.

Me acerco a ella y aprecio que está pálida como un cadáver excepto por las negras ojeras que rodean sus ojos. Viéndolas, me creo que no pueda dormir. Sus manos siguen temblando y tengo la sensación de que Kaitylin está enferma. Ya me lo había parecido antes pero esta noche creo que está peor. Sus rasgos son infantiles y me parece estar delante de una niña indefensa más de una profesional despiadada.

-¿Te encuentras bien?-La pregunto y voy a cogerle la mano instintivamente pero ella se aparta. He tenido tiempo de rozara y estaba helada.

-Vamos junto al fuego.-Sugiero y ella me sigue.

Nos sentamos al lado de la hoguera y nos quedamos en silencio, oyendo tan solo los ruidos de la noche y el crepitar del fuego.

-Lo has estropeado todo.-Susurra ella al cabo de un rato.

-¿Qué?-Me giro y veo que ella, aunque tiene mejor aspecto, también tiene los ojos brillantes por las lágrimas.

-Que lo has estropeado todo.-Repite ella más alto y se muerde el labio con impotencia.

-¿A qué te refieres?-Pregunto confuso pero ella no contesta y se queda con la mirada perdida hasta que me hace otra pregunta:

-¿Por qué te has unido a los profesionales?

-No sé, supongo que así tengo más oportunidades de sobrevivir ¿no?

Ella asiente con la cabeza, distraída.

-Tú no eres como ellos, como nosotros.-Afirma segura. Vaya, es la segunda vez que me dicen eso hoy.-Creo que sé por qué estás aquí.-Continúa.-Es por ella, la chica esa, la estás protegiendo, a mi no me engañas. Antes la estabas mirando a ella.-Señala las gafas para ver en la oscuridad que aún tengo en la mano.

Estoy pensando en una forma de salir de aquí, matarla si no queda otra opción, antes de que ella se lo cuente a los demás profesionales cuando dice algo que me sorprende:

-Lo has fastidiado todo porque eres diferente. Tú eres...tú eres bueno. Tenía pensado matar a los demás cuando quedásemos pocos, pero a ti no puedo hacerte daño, me recuerdas demasiado a mi hermana pequeña, ella era cómo tú, tenía buen corazón.

Dicho esto, el llanto la impide seguir hablando y está tan alterada que se tiene que poner la mano delante de la boca para que sus hipidos no despierten a los demás. Yo me quedo mirándola incómodo, sin saber muy bien como reaccionar y esperando a que se calme y que siga hablando.

-Mi hermana murió en los juegos, con solo 12 años.-Continúa al rato.-Tuvo una de las muertes más horribles de todas, ella estuvo en los mismos juegos que Titus.

No hace falta que diga más, Titus fue un tributo loco al que le gustaba cometer canibalismo con sus víctimas. Los Vigilantes provocaron una avalancha para acabar con él, era demasiado agresivo incluso para la gente del Capitolio.

-¿Y tú te presentaste voluntaria para vengarla?-Pregunto.

Ella asiente con la cabeza.

-No podía hacer otra cosa, esta era la única opción que me quedaba.

Yo no creo que esta fuese su única opción, pero no se lo digo. Ella sigue llorando y entonces me doy cuenta de una cosa. Sus ojos demasiado grandes y desenfocados, su pelo lacio, su piel blanca, el temblor de sus manos...Me recuerda a otros ganadores anteriores de los juegos que salen a la televisión, a los adictos a la morflina que abundan en el distrito 6. Creo que ella nota la mirada de reproche que pongo, porque me dice molesta:

-¡Tú no sabes lo que era eso! Un día tras otro pasaban y yo solo podía sentir dolor, no hablaba, no comía, me estaba muriendo por dentro. Me dieron morflina y el dolor no se fue del todo, pero disminuyó. No supe hacer otra cosa y entonces comencé a entrenar, día tras día, vengar su muerte se convirtió en mi único objetivo.

Termina de hablar y hunde su cabeza entre las rodillas, escondiéndose del mundo. Su discurso me ha dejado peor de lo que ya estaba, siento pena de verdad por Kaitylin. Puede que ella no me vaya a matar, pero yo no puedo prometerle eso. Incluso tal vez lo mejor para ella será morir en los juegos. ¿Qué será de ella si gana? Se seguirá drogando hasta volverse un cadáver en vida.

-Creo que me voy a ir a intentar dormir un poco-Dice ella, se levanta y se mete en su saco.

Me quedo pensando. En lo que me ha dicho Kaitylin, en Katniss subida en el árbol, en su hermana pequeña, Prim, en la chica del distrito 8, la que maté, en los demás profesionales, en Andrew, en el muto serpiente y en el incendio (todavía me duelen las quemaduras). Entre todos los pensamientos que me vienen, se me ocurre que estaba de guardia y que ya debo de haber estado mucho más tiempo del que me correspondía, así que me levanto y voy a despertar a Marvel para que me sustituya. Este estaba profundamente dormido y se levanta gruñendo y protestando. No me extrañaría que se quedase dormido cuando esté vigilando. Me meto dentro de mi saco de dormir e intento descansar un poco.