Capítulo 32

Tributos, siento no haber puesto capítulo ayer, pero creo que este os va a gustar ;)

Los demás rebuscan entre las provisiones de la chica muerta. No hay mucho, unas cuantas cerillas y algo de comida. Nos alejamos de el cadáver para que el aerodeslizador se lo pueda llevar sin problemas. Acabamos en un pequeño claro que hay cerca y nos sentamos para beber agua y descansar un rato. Cato se dedica a limpiar la sangre de su espada hasta que esta queda reluciente.

-¿No tendríamos que haber oído ya el cañonazo?-Pregunta Glimmer al cabo de un rato.

Tiene razón, si la chica hubiese muerto tendría que haber sonado el cañón que lo indicase, pero no hemos oído nada. Empiezan a discutir. Cato dice que él la ha atravesado con su espada y está bastante seguro de que no falla nunca. Los demás no le creen y todos empiezan a gritar para hacerse oír por encima de los otros. No puedo soportarlo, no soporto los gritos, no soporto la idea de que aquella chica todavía esté sufriendo, padeciendo el dolor y notando como su vida se apaga.

-¡Estamos perdiendo el tiempo!-Grito más fuerte que los demás.-¡Iré a rematarla y seguiremos moviéndonos!

Me levanto rápidamente y me voy antes de que nadie pueda impedírmelo.

-Venga, chico amoroso.-Me grita Cato mientras me alejo.-Compruébalo tu mismo.

Oigo las risas de los demás, pero no les hago ni caso y sigo adelante. He cogido la antorcha de Marvel, que era lo que tenía más a mano y busco a la chica con la anarajada luz que esta me proporciona. Cuando paso por debajo de un sauce, oigo un ruido entre las ramas. Miro hacia arriba, pero con la luz de la antorcha no puedo ver más que un par de metros por encima de mi. Bah, no debe de haber sido más que una ardilla asustada.

Por fin llego al lugar donde dejamos a la chica. La hoguera que encendió todavía crepita débilmente. A un par metros está ella, iluminada suavemente con el cálido resplandor del fuego. A simple vista, no parece que esté viva. Me acerco a ella. De la herida producida por la espada de Cato todavía está manando sangre, la chica se ha llevado una mano hacia ella, tal vez en un intento de aplacar el dolor. Está pálida y tiene los ojos cerrados, solo el temblor de sus labios indica que todavía queda algo de vida en su interior. Se está aferrando a ella, pero no le queda mucho tiempo. Me acerco a ella despacio y me arrodillo a su lado. Mueve la cabeza hacia mí y abre algo los ojos. Las fuerzas la abandonan y los vuelve a cerrar enseguida. Un gemido se escapa de sus labios.

-Perdóname, por favor.-Digo en un susurro.

Ella parece entender lo que está a punto de suceder porque una deja correr una silenciosa lágrima con su mejilla. Acerco mi cuchillo a su fino cuello. Cierro los ojos y lo hundo en la carne con fuerza. Ya está hecho.

La sangre tibia sale a borbotones y me mancha las manos y la ropa. Me levanto precipitadamente, traumatizado por lo que acabo de hacer y salgo corriendo. No avanzo mucho, una nausea me sube por la garganta y vomito todo lo que había comido, manchándome los zapatos. Noto que empiezo a temblar incontroladamente y dejo caer la antorcha al suelo. No recuerdo haberla cogido. Me agacho para recogerla y acabo sentado en el suelo, la cabeza entre las rodillas. Veo algo que me hace recuperar la cordura. La antorcha ha caído cerca de algo que puedo ver con la luz que esta me proporciona.

Es una trampa de lazo. He pasado suficiente tiempo practicando con Katniss para saber distinguir sus trampas y esta la ha puesto ella, sin duda. Si está cerca tengo que alejar a los profesionales de aquí o la matarán. Recojo la antorcha con el único pensamiento de salir de este lugar el la cabeza.

Regreso a donde están los profesionales y me obligo a recuperar la compostura.

-¿Estaba muerta?-Pregunta Cato cuando me ve aparecer.

-No, pero ahora sí-Respondo a la vez que suena el cañonazo.-¿Nos vamos?

No espero su respuesta y me voy en la dirección opuesta a donde encontré la trampa de Katniss. Me alegra comprobar que ellos me siguen. Les echo una mirada de reojo y veo que Kaitylin me mira con expresión indescifrable.