Capítulo 40

Ya está tributos, espero que os guste :)

Hoy nos pasamos buscando tributos casi toda la noche sin éxito. A estas alturas, cualquiera de ellos estarán ya bastante alejados del campamento de los profesionales, dispersos por el bosque. Al menos hoy tenemos la antorcha que ilumina más que las linternas de ayer y con estas caminatas voy aprendiendo a caminar por el bosque, apenas me tropiezo ya.

Después de varias horas de andar dando vueltas, estamos agotados. Creo que Cato está a punto de volverse loco y se dedica a clavar la espada con fuerza en todos los árboles que se cruzan es su camino, está desesperado porque ya no sabemos donde buscar.

-No hay que preocuparse.-Tranquiliza Glimmer cuando paramos a descansar.-Tarde o temprano, los Vigilantes nos juntarán.

He de admitir que en eso tiene razón. Demasiados días sin muertes, la gente se aburre.

Nos ponemos en marcha de nuevo y apenas un rato después Clove grita:

-¡Mirad! Alguien ha encendido una hoguera.

Tiene razón, una columna de humo se eleva unos kilómetros de donde estamos nosotros. Vamos hacia allí, los profesionales animados de nuevo. La alegría dura poco. No era una hoguera lo que se veía, era un incendio y hemos caído en la trampa por nuestro propio pie. Cuando nos hemos querido dar cuenta de que el fuego era demasiado grande, ya estábamos rodeados de llamas por todas partes, atrapados en un infierno de calor.

Hacemos lo único que podemos, correr hacia el río que espero que no esté muy lejos. Me subo el cuello de la sudadera para que me tape la boca porque el humo ha hecho que me empiece a picar la garganta. Me dan unas toses incontroladas que hacen que me tenga que parar y no soy el único, cerca de mi veo a Marvel y un poco más lejos creo que está Kaitylin. Oigo algo extraño, como un siseo y me giro a tiempo para ver como una bola de fuego está a punto de chamuscar a Marvel.

El peligro de la bola de fuego hace que me siga corriendo, todavía entre toses. Entre el humo y los ojos llorosos, apenas veo nada a mi alrededor. Me dedico a seguir a las otras sombras que corren a mi alrededor confiando en que alguna de ellas sepa a dónde vamos. Bolas de fuego siguen lloviendo por todas partes, pero somos demasiados y al menos no todas se dirigen a mí. Las esquivo como puedo y más de una vez el fuego traspasa mis ropas y muerde mi piel, pero ninguna de mis quemaduras son graves, no más que las que me hacía en las panadería con el calor del horno.

Una vez estoy a punto de ser alcanzado por una de las bolas de fuego y me tiro al suelo esquivándola por los pelos. Me vuelvo a levantar con dificultad porque me arden los pulmones al respirar y la garganta me pica horrores, pero sigo corriendo.

No sé en que momento, el fuego dejan de volar por los aires y el humo se empieza a disipar. Veo el río solo un poco más adelante y con las últimas fuerzas que me quedan, corro hacia él y me sumerjo en el agua con cuidado de que la corriente no me arrastre. El agua fresca me ayuda con el dolor de las quemaduras pero he aspirado demasiado humo y el verdadero daño está dentro de mi. Vuelvo a la orilla donde están todos los demás tan destrozados como yo.

Todos nos hemos quemado pero nadie de forma grave. Me derrumbo agotado sobre una roca y me vuelven otra vez las toses. Todo mi interior se retuerce de dolor y es como si tuviera el fuego por dentro.

Cojo mi botella y bebo agua , que al menos me calma algo el dolor. Mis ojos deben de estar enrojecidos porque me pican un montón y todavía me lloran. Los demás parecen estar en las mismas condiciones que yo y ninguno habla, solo algunas toses ocasionales rompen el silencio. Cuando amanece, ya estoy algo mejor y hasta como algo de fruta deshidratada.

-¿Adónde vamos ahora?-Pregunta Marvel al rato y su voz suena muy ronca.-¿Volvemos al campamento?

-No.-Contesta Cato y le da un ataque de toses que tarda en pasársele.-Es mejor que busquemos por aquí un rato, debemos de estar cerca de algún tributo.

Y eso es lo que hacemos. Nos levantamos sin ganas y avanzamos mucho más despacio de lo habitual. Al cabo de un rato, llegamos a un pequeño estanque y entonces la veo, a Katniss, que nos ha visto y huye de nosotros metiéndose entre los arbustos. Mi corazón empieza a latir deprisa, temo por ella. ¿Y si la alcanzan? ¡Corre! Me gustaría gritarle, pero no debo, tal vez esta sea la ocasión ideal para ayudarla, la razón por la que me uní a los profesionales.

Los demás también la han visto y corren hacia ella todo lo deprisa que pueden, pero en el estado en el que estamos ahora, correr duele y por suerte, ella ya nos llevaba algo de ventaja, tal vez pueda escapar. Pero no escapa, ella también está herida y correr le cuesta incluso más que a nosotros, creo que tiene una quemadura en la pierna y se me encoje el corazón al verla sufrir. Ella sabe que la estamos dando alcance y empieza a trepar a un árbol con increíble agilidad a pesar de sus heridas.

Llegamos hasta el pie del árbol donde ella se ha subido y puedo ver caras de satisfacción en los demás, contentos de haberla atrapado por fin. Entonces ella hace algo que me deja sorprendido.

-¿Cómo va eso?-Grita alegremente desde arriba y entonces entiendo el motivo. Ninguno de nosotros es lo suficientemente pequeño como para subir al árbol tan alto como ella. De momento, está a salvo y suelto un suspiro de alivio.