Capítulo 58

Siento que sea tan cortito, pero prometo que el siguiente lo haré más interesante :)

Katniss duerme tan apaciblemente a mi lado, que no me atrevo a despertarla. Decido levantarme y preparar algo de comer, porque estoy hambriento. Cojo un par de panecillos y con ayuda de un cuchillo, unto queso de cabra por encima. Corto también unas cuantas rodajas de manzana y con cuidado, las coloco encima del queso. Sin poder resistirme, me como mi parte relamiéndome. Tengo que hacer un esfuerzo por no comerme también el de Katniss, porque está delicioso y me he quedado con ganas de más. Al cabo de un rato, oigo que mi aliada se despereza dentro del saco y se acerca a mi.

-No te enfades.-Pido.-Es que tenía que comer otra vez. Toma tu mitad.

-Oh, bien.-Ella se come el panecillo de un bocado y termina chupándose los dedos.

-En la panadería hacemos tarta de queso de cabra y manzana.-Digo porque el olor de nuestro desayuno me lo ha recordado.

-Seguro que es cara.-Afirma Katniss.

-Demasiado para que se la coma mi familia, a no ser que se halla puesto rancia. Casi todo lo que comemos está rancio, claro.

Dicho esto, me meto de nuevo en el saco de dormir e intento descansar un poco, pero antes de cerrar los ojos, puedo ver que Katniss frunce el ceño formulando una muda pregunta. Esta noche tengo un sueño. Mi cerebro dormido me regala imágenes de nosotros dos, abrazados como estamos, sentados al pie de la chimenea comiendo tarta de queso y manzana.

Cuando despierto, el sueño se evapora como una pompa de jabón y sólo me queda un vago recuerdo. Aun así, la sensación de felicidad no se ha ido del todo y me quedo un momento con los ojos cerrados, disfrutando de la tibieza de los rayos del sol que me caen en la cara. Si ganamos, me prometo, todo será así, no habrá más sufrimiento y por fin podremos ser felices los dos juntos. Sé que no debo pensar así, porque todavía estamos los juegos, pero esta mañana me siento terriblemente optimista como no lo he estado en mucho tiempo y nos creo capaces de todo.

Me levanto, frotándome los ojos, y lo primero que veo es a Katniss, que se ha acercado a mi al ver que despertaba. Sin poder controlarme, la cojo de la mano y la acerco a mi para darle un largo beso.

-Estamos perdiendo tiempo de caza.-Gruñe ella y yo reprimo una sonrisa.

-Yo no diría que esto sea perder el tiempo.

Esta mañana, hay otra cosa por la que estar contento. Katniss decide que podemos comernos toda la comida que nos queda, que consiste en una ración enorme de estofado y arroz para cada uno. Los dos devoramos nuestras raciones en menos de un minuto, y en un ataque salvaje, grito:

-¡Eh, Effie, mira esto!

Después tiro el tenedor al suelo y limpio el plato a lametones con el objetivo de no desperdiciar ni una gota de salsa.

-¡Te echamos de menos, Effie!-Grito a la vez que lanzo un beso al aire.

-¡Para!-Dice Katniss y se avalanza sobre mi para impedir que siga hablando.-Cato podría estar ahí fuera.

-¿Qué mas me da? Te tengo a ti para protegerte.

Con una gran sonrisa, agarro a Katniss de la cintura y la atraigo hacia mí para besarla de nuevo.

-Venga-Insiste ella librándose de mi.

Al final, recogemos todo y salimos afuera bajo el resplandeciente sol. Al ver de nuevo el arroyo y el lodazal donde estuve a punto de morir, siento un peso en el estómago y la felicidad que sentía se evapora rápidamente, todavía no estamos a salvo. Cojo el cuchillo que me tiende Katniss y lo agarro con fuerza, dispuesto a enfrentarme a lo que sea con tal de salir de aquí de una vez por todas.