Capítulo 49

Siento mucho no poder subir capítulo más a menudo, pero es que estoy super liada y no tengo tiempo :S
Por favor, no me odiéis, odiad a los exámenes que son en Junio.
Disfrutad con el capítulo ;)

Ya es de noche cuando Katniss se revuelve en mis brazos como un gatito y abre un poco los ojos. Se sienta y estiro mi pierna buena que hace horas que está dormida, pero no me había atrevido a moverla por miedo a depertarla.

-Peeta, se suponía que ibas a despertarme en un par de horas.-Me regaña antes de que pueda saludarla.

-¿Para qué? Aquí no ha pasado nada. Además, me gusta verte dormir, no frunces el ceño, lo que mejora mucho tu aspecto.-Es mentira, en realidad, me gusta de todas las maneras.

Ante mi comentario, frunce el ceño y aguanto la risa. Katniss me toca la frente y seguro que se da cuenta de lo caliente que estoy porque me dice preocupada:

-Peeta, ¿has estado bebiendo agua?

-Claro que si.-Miento de nuevo. No me siento capaz de tragar nada, agua menos. Tengo mucho frío y llevo toda la tarde tiritando, así que lo que menos me apetece es beber algo que no sea chocolate caliente.

-Toma esto.-Me ordena Katniss.

Son más píldoras para la fiebre que trago con dificultad y después tengo que beberme dos botellas de agua para no deshidratarme.

-¿Preparado para que te examine la pierna otra vez?-Me pregunta mi aliada.

-Lo mismo te digo ¿Preparada para curarme?

-Vamos a ver.

Me quita con cuidado las vendas de la herida y lo que vemos no nos gusta a ninguno. Katniss se muerde el labio inferior preocupada y yo aparto la vista de lo que antes era mi pierna y que ahora solo es un bulto inútil, hinchado y de color rojo brillante. La verdad es que no me sorprende. Hoy he estado mucho peor y siento que es todo como un sueño. Me pregunto si no habré muerto hace tiempo y estoy en el cielo, tal vez es por eso por lo que Katniss está conmigo. O a lo mejor estoy en infierno, porque seguimos en la arena y en los juegos.

-Bueno, está más hinchado, pero no hay pus.-Murmura Kaniss.

¿Qué ha dicho? Me cuesta concentrarme en sus palabras y tengo que repetirlas un par de veces en mi cabeza para que cobren sentido. Entonces, me acuerdo de un nombre para lo que me está pasando.

-Sé lo que es la septicemia, Katniss, aunque mi madre no sea sanadora.

No sé de que me suena ese nombre, mi memoria está inundada con una espesa niebla y recordar me cuesta, pero el caso es que lo sé.

-Simplemente significa que vas a tener que sobrevivir a los otros, Peeta. Te curarán en el Capitolio, cuando ganemos.

Será por pesimista, pero no me lo creo. Voy a morir en esta arena, no volveré a ver el Distrito 12. Ahora me siento culpable de no haberme despedido con más cariño de mi familia, tal vez sea porque estoy delirando y no razono muy bien, pero echo de menos a mi mamá, ella me cuidaba cuando era muy pequeño y me ponía malo. Luego crecí y ella se olvidó de mi.

-Sí, seguro que sí. Es un buen plan.-Contesto sin embargo e intento que mi voz no suene muy falsa.

-Te voy a hacer una sopa rica para que recuperes fuerzas ¿vale?

-Vale, pero no enciendas un fuego, no merece la pena.

-Ya veremos.

Katniss sale de la cueva antes de que pueda impedírselo.

Me quedo tumbado, intentando no pensar en mi desgracia porque ese no es mi estilo, desde el primer momento sabía que iba a morir aquí, pero tener la absoluta certeza y ver como la vida se escapa de ti lentamente, asusta. Justo ahora, que tenía una oportunidad de regresar, no puedo aprovecharla. Sigo empeñado en proteger a Katniss, pero ahora no sé como hacerlo, si no puedo ni moverme. Tal vez sea lo mejor para ella que me muera pronto, así no tendrá que cuidar de mí. La sola idea de que ella no esté a mi lado me da más miedo que la muerte. Creo que soy muy egoísta, pero no puedo renunciar a Katniss, ya nunca más.

Ella vuelve al cabo de un tiempo que se me ha hecho eterno y se sienta a mi lado. Me pone una tela mojada en la frente que yo apenas noto.

-¿Quieres algo?-Me pregunta.

-No, gracias.-Entonces se me ocurre algo.-Espera, sí: cuéntame un cuento.-Tal vez eso me distraiga de mis pensamientos sombríos.

-¿Un cuento? ¿Sobre qué?-Ella no parece muy segura.

-Uno que sea alegre. Cuéntame el día más feliz que puedas recordar.