Capítulo 21

Chicos, siento el retraso, aquí tenéis el capítulo de hoy recién escrito :)

Preparo la entrevista con Haymitch en mucho menos tiempo del que me había esperado y en unas tres horas, ya tenemos un plan formado. Parece ser que el hombre tiene todo bastante claro, al contrario de lo habitual y me pregunto si es así cada vez que no está borracho. A pesar de todo, no dura mucho sobrio, porque para cuando acabamos, ya se ha bebido varias copas de vino. Aún así todavía conserva algo de lucidez, debe de estarse conteniendo para no beber demasiado antes de su sesión con Katniss. He de reconocer que al principio no me caía bien, pero ahora parece que, al menos, está haciendo un esfuerzo para ayudarnos.

Como aún nos sobra algo de tiempo, empezamos a hablar de los único que tenemos él y yo en común: el distrito 12. Creía que pensar en casa me resultaría doloroso, pero al contrario, me alivia poder hablar con alguien. Resulta que Haymitch y mi padre eran buenos amigos de jóvenes, al parecer mi mentor se pasaba muchas veces por la panadería para ver a la hermana de mi padre, mi tía, con la cuál estuvo saliendo. Yo nunca la llegué a conocer porque murió muy joven de una extraña enfermedad, pero mi padre siempre la recuerda con mucho cariño. Nunca me ha hablado de Haymitch, porque según este, perdieron el contacto después de los juegos, justo cuando mi tía enfermó. Después él se mudó a la Aldea de los Vencedores y apenas se han vuelto a ver.

Me pregunto qué es lo que hizo que Haymitch se volviera un alcohólico. ¿Fueron los juegos? ¿Sintió la necesidad de beber para olvidar? Probablemente, aunque me pregunto si su familia y amigos no hicieron nada por ayudarle a olvidar los horrores vividos en la arena. Por un instante, me invade el temor a convertirme en un borracho si gano los juegos, pero en seguida descarto la idea, no tengo intención ganar.

A la hora de la comida, aparece Katniss bufando y echando fuego por los ojos. Tiene un aspecto extraño, está descalza, despeinada y lleva un vestido blanco que se levanta hasta los muslos para andar con comodidad. Se sienta en la silla sin mucho cuidado y se le arruga el vestido. Al parecer no le ha ido muy bien en la sesión con Effie, que viene al cabo de un rato y se tira toda la comida despotricando los malos modales de Katniss, que la ignora y hace como si no la oyese.

Al terminar, Effie me conduce al dormitorio para nuestra sesión y yo me preparo para lo peor. Me obliga a ponerme un traje oscuro, que no es el que llevaré en la entrevista y unos zapatos brillantes. Doy un par de vueltas por la habitación mientras la mujer me mira con ojo crítico. Me corrige la postura, me dice que debo intentar mantenerme derecho y se abalanza sobre mí cada vez que bajo los hombros involuntariamente. Me parece que está siendo demasiado estricta, esta mañana en el desayuno estaba de mejor humor. Supongo que la culpa de su cambio de talante es de Katniss, aunque Effie lo paga conmigo. Bueno, la mujer no tiene la culpa de que de pequeña no la enseñaran lo que son las injusticias ni lo que es la amabilidad, en el fondo, incluso me da pena.

Al fin acabo cogiéndole el truco a lo de andar derecho y pasamos a la forma en la que debo de sentarme y a ensayar algunas frases y gestos que me pueden ser útiles, los cuáles se me dan mucho mejor que lo demás y Effie parece relajerse un poco.

Acabamos pronto, aunque se me ha echo una eternidad. No he estado ni la mitad de tiempo que Katniss, que ha tenido que aprender a andar con tacones, a recogerse con elegancia el vestido y a sonreír en los momentos oportunos. De nuevo, me alegro de no ser una chica.

La cena no es muy agradable. Katniss no se ha unido a nosotros porque le ha ido bastante mal en la sesión con Haymitch, que a estas horas está borracho como una cuba y se dedica a soltar incoherencias mientras Effie se queja de que lleva un día horrible y despotrica sobre el distrito 12, alegando que ella quiere que le adjudiquen el 1 o el 2. Ceno rápido y escapo de allí lo antes posible. Cuando paso por delante de la habitación de Katniss, me parece oír el estruendo de platos rotos al otro lado de la puerta. Tengo intención de abrir a ver que pasa, pero la chica pelirroja avox se me adelanta y entra primero, no sin antes lanzarme una mirada amable que parece decir “ya me encargo yo”, así que me fío de ella, me voy a mi habitación y me preparo para otra noche de insomnio.