Capítulo 11

Bueno, como siempre espero que os guste :D

En cuanto salimos del establo la cantidad de gente que hay me deja sin aliento. Nunca había visto tantas personas juntas, ni siquiera en las cosechas, y mucho menos vestidos con tanto colorido. Pero lo más chocante es que todos están pendientes de nosotros, nos reciben con una tromba de gritos de “¡Distrito 12!”. En seguida me sumo al entusiasmo general, empiezo a saludar a la gente y esta nos tira flores mientras vitorean nuestros nombres. Nos veo en una pantalla y descubro con regocijo que estamos alucinantes, sin duda este año seremos los favoritos. Vuelvo a mirar a la gente que nos rodea y suelto una carcajada de felicidad que me sorprende hasta a mi mismo. La adrenalina todavía corre por mis venas por miedo a caerme de esta cosa y supongo que me ha dado una falsa ilusión de alegría, pero sienta bien así que suelto un grito de triunfo que es correspondido por los habitantes del Capitolio mientras corean mi nombre. Un nuevo pensamiento me viene a la cabeza: Estoy aquí, soy del distrito 12 y orgulloso de serlo, soy fuerte, soy ardiente, puedo ganar los juegos.

Pero toda la euforia que sentía se desinfla como un globo cuando nuestros caballos se detienen y nos paramos en el círculo de la ciudad. Acabo de acordarme de quién está a mi lado. Katniss Everdeen. Si yo gano significa que ella muere y no puedo darle la espalda. No otra vez. Todavía no me he perdonado a mi mismo mi cobardía en aquel día lluvioso. Vale, le di el pan, pero debí ir con ella, debí ayudarla, ir a su casa al día siguiente y ofrecerle algo de la comida que a mi me sobraba.

Noto que ella afloja la tensión que estaba ejerciendo sobre mi mano pero yo se la vuelvo a coger con fuerza. No quiero perderla, no todavía.

-No, no me sueltes-le pido e intento ocultar la desesperación en mi voz, no quiero que sepa cuánto la necesito.-Por favor, puede que me caiga de esta cosa.-Añado.

-Vale-me responde un poco azorada.

Me digo a mi mismo que esto está mal, que no somos un equipo pero la posibilidad de enfrentarme a ella me duele más que la idea de morir. Me pregunto por qué. Por qué estaré tan perdidamente enamorado. Solo me complica las cosas y lo sé pero no puedo evitarlo.Y por más que piense en eso, no obtengo respuesta.

Aparece el presidente Snow y da el correspondiente discurso de todos los años al que no presto atención. Después entramos en el Centro de Entrenamiento. Nos bajamos de los carros mientras los equipos de preparación nos piropean alegres y divertidos. Hemos causado tanta sensación que deben de estar pasándoselo genial. Portia nos apaga los trajes con un extintor y Katniss me suelta la mano. Me doy cuenta entonces de lo fuerte que estábamos agarrados porque ahora siento la mano agarrotada.

-Gracias por sostenerme. No me sentía muy bien ahí arriba.-Le digo porque siento que debo dar una excusa por mi actuación.

-No lo parecía, te juro que no me he dado ni cuenta-Responde ella con una sonrisa. Me fijo entonces en que apenas lleva maquillaje. A las chicas de los demás distritos apenas se las reconocía de las capas de pintura que llevaban encima. Sin duda, ha sido un acierto porque a Katniss le ha bastado con el resplandor de las llamas para impresionar a todos.

-Seguro que no le han prestado atención a nadie más que a ti. Deberías llevar llamas más a menudo, te sientan bien.- Y en cuanto digo esto me arrepiento y no puedo evitar sonreír como un idiota. ¿Un cumplido? ¿En que estaba pensando? Es más: ¿Qué debe de pensar ella de mi ahora?

Pero su reacción me pilla por sorpresa. Se pone de puntillas y me da un beso en la mejilla que hace que se estremezca de placer cada fibra de mi ser. Después se aleja sin darme tiempo a responder. Es entonces cuando entiendo que significa ese beso. La posibilidad de que ella sienta lo mismo por mi ni se me pasa por la cabeza, ella está jugando, intenta que me confíe para luego matarme en la arena. No puedo evitar sentirme la persona más desgraciada de Panem y echo de menos un mundo donde los besos no tengan oculta una intención homicida. Entre toda la tristeza que siento, se empieza a encender en mi una chispa de rabia.