En Llamas: Capítulo 4

Tributos, siento mucho el retraso :S Sé que debería haber subido el capítulo ayer, pero me puse a ver Juego de Tronos y se me hizo tarde xD Bueno, ya lo tenéis, disfrutadlo :)

Nada más entro en casa, oigo mucho barullo procedente del salón. Al oírme, Portia sale como un torbellino a recibirme. Me da un rápido abrazo; esta vez huele a algo primaveral, como lavanda.

-Peeta, menos mal que has llegado, ya estábamos preocupados.-Me dice con su voz chillona y su gracioso acento.

-Lo siento, me despisté.

-Bueno, no pasa nada.-Me disculpa guiñándome un ojo.-Seguro que estabas con Katniss por ahí y se te ha olvidado que veníamos.

Sonrío forzadamente y no contesto. En lugar de eso me fijo más en Portia, que está muy cambiada desde la última vez que la vi. Se ha vuelto a dejar el pelo corto; y ahora lo tiene de color verde suave, como el reverso de una hoja. Lo tiene decorado con las horquillas doradas en forma de sinsajo. También lleva un traje completamente naranja fosforito que hace daño a la vista si lo miras fijamente.

Vamos al salón y allí nos reunimos con el resto del equipo. Mi madre está sentada junto a ellos y se la ve apurada, está claro que no sabe tratar con esta gente. Sobre la mesa hay una tetera y un montoncito de pastas.

-Hola Peeta. ¿Cómo estás?-Me saluda Briga, vestida con su habitual traje de algas, sus cabellos verde oscuro y su piel resbaladiza.

-Muy bien, gracias.-Respondo con una sonrisa. Briga siempre ha sido la favorita de mi equipo de preparación.

El resto son Éllebron, el inquietante joven de tez blanca y ojos rojos; y Gerton, el hombre león.

Subimos a mi habitación, donde apenas cabemos los cinco porque está llena de cuadros y lienzos en blanco.

-Vaya, Peeta, tu talento es increíble.-Opina Portia.-¿Sabes cuáles vas a enseñar?

Señalo un montón que esta frente a la cama. Estos son los cuadros con los que estoy más contento, la mayoría son de Katniss.

-Vale, me los bajo. Te dejo con el equipo.-Portia se marcha, llevándose con dificultad el montón de cuadros que he decidido enseñar al resto del país.

Empezamos con el procedimiento habitual de siempre. Me arreglan el pelo, las uñas, la cara y todas las partes visibles de mi cuerpo. También me afeitan: hace un par de meses me empezó a crecer barba de nuevo.

Mi equipo se queda charlando, ajenos a mi presencia. Gerton enseña sus nuevos incisivos, colmillos más afilados que pienso que me habrían venido bien en los juegos. Así no habría necesitado mi cuchillo. Éllebron hace incapié en lo orgulloso que está de su última operación para volver los ojos de un rojo más intenso y me doy cuenta de que Briga tiene un tono de voz diferente que me recuerda a los sonidos que se hacen cuando hablas debajo del agua.

-¿Os acordáis de la fiesta de cumpleaños de Octavia?-Pregunta entonces Briga.

-Oh, si, fue horrible.-Responde Gerton frunciendo el ceño.-Había plumas por todas partes, hasta en la comida. Recuerdo que me tragué una y estuve toda la cena tosiendo porque me picaba la garganta.

-A mí se me quedaron adheridas al vestido y me resultó imposible despegarlas.-Añade Briga indignada.

-Y aún así no fue la peor fiesta de todas.-Dice Éllebron.-¿Os acordáis de la fiesta de la espuma?

Tengo que aguantarme las ganas de reír porque no estoy seguro de si sería grosero. No he podido evitar imaginarme a toda la gente del ridícula del Capitolio rodeados de plumas y espuma para parecer aún más ridículos.

Por fin acaban conmigo y me dejan vestirme con unos pantalones negros, un jersey verde azulado y botas oscuras. Como cada vez que me visto, me miro el reluciente aparato de metal que sustituye mi pierna. Estos últimos meses ha mejorado mucho mi manejo de esta, ahora apenas cojeo al andar y ya no necesito ayuda de ningún bastón.

Bajo al salón y Portia (al parecer con ayuda de mi madre) ha montado en el salón una auténtica galería de arte. Cada cuadro está colocado sobre un atril de madera de diferente tonalidad según el color predominante en el lienzo.

-¿De dónde habéis sacado todo esto?-Pregunto asombrado.

-Del coche ¿De dónde si no?-Responde Portia levantando las cejas.

-Peeta, todos tus cuadros son preciosos.-Afirma mi madre, que se ha dejado el oscuro pelo suelto y parece más joven. De hecho, parece mucho más joven desde que regresé de los juegos.

Sonrío. Un cumplido de mi madre es algo poco común, pero esta vez parece que lo dice en serio ya que está observando todos mis dibujos con gran interés. Es la primera vez que los ve algún miembro de la familia que no sea mi padre.

Me fijo entonces en los dos cámaras sentados en un rincón y me preparo para empezar la entrevista.

-¿Estás listo?-Me pregunta uno de los cámaras.

-Sí, vamos.

Obligan a mi madre y a Portia a salir de la habitación y me piden que comente lo que significa cada cuadro. No es tarea difícil, ya que todos representan los juegos y casi todas las imágenes son fácilmente reconocibles.

-Este es el agua cayendo de las grietas de nuestra cueva, este el el muto de Glimmer, este es de cuando recolectábamos raíces...-Son mis monótonos comentarios.

Por fin acaban de rodar todos los cuadros y los cámaras los guardan en el maletero del coche. Portia me pone un suave y grueso abrigo marrón claro y guantes y bufanda negros.

Mi madre se despide con un leve beso en la mejilla.

-Adiós, Peeta, te echaremos de menos.-Me dice.

-Yo también os echaré de menos, mamá.-Respondo, y me sorprende darme cuenta de que es verdad.

-Bueno, ¿Estás preparado?-Pregunta Portia alegremente

Respiro hondo.

-Lo estoy.